viernes, 4 de marzo de 2011

EL DESPERTAR A UNA NUEVA REALIDAD

Al igual que quien duerme se encuentra sumido en el sueño y en la actividad onírica, creyendo como realidad aquello en lo que sueña, pues esa se constituye en su realidad temporal, de la que despierta por la mañana junto con el sonido del despertador.
Así los seres humanos, se identifican con su cuerpo, con sus pensamientos, con su falta identidad y piensan "Yo soy, esto es mío", viviendo de esta forma en lo finito, en aquello que tiene un principio y un final, enredados en el factor tiempo y sumidos en el deseo de una vida que creen que les pertenece, cuando no es así. La comienzan a perder desde el momento mismo de la concepción, ahí el cronómetro comienza la marcha atrás.
Si realmente creemos que somos una mente y cuerpo, sometido a las leyes de la oxidación, condenado a inhalar oxígeno para subsistir, al tiempo que ese mismo oxígeno es el que nos oxida y nos lleva inexorablemente a dejar de existir por la vejez y la enfermedad, nuestra vida estará llena de frustraciones por aquellas cosas que deseamos y no conseguimos, como es vivir eternamente y disfrutar por siempre de familia, amigos etc.
Si realmente creemos que somos una identidad, "fulanito de tal, bombero ...", ¿Dónde queda el bombero cuando llega a la edad de jubilación?, ¿seguirá con la manguera, el casco y el vehículo de bomberos estacionado a la puerta de sus casa?
Despertar a una nueva realidad significa conocer cual es nuestra verdadera identidad, entidades espirituales, a quienes unos llaman alma, âtaman, ser etc. Seres infinitos, no finitos, no sujetos  a las leyes naturales del tiempo. "El alma no nace ni muere para volver a nacer. El alma es innaciente, inmortal, primordial, no se le mata cuando se mata al cuerpo" (Bhagavad Gita). Nuestra finalidad es despertar de nuestra falsa identidad, como quien duerme y despierta por la mañana reconociéndose así mismo. Y despertar a nuestra auténtica identidad significa que somos un ser en evolución con el objetivo de unirse a su Causa, a Dios, pues somos cualitativamente iguales a El, aunque no cuantitativamente, como el fotón de luz es al Sol del que emana, significa que comenzamos a ser conscientes de esa realidad, por lo cual nuestra vida comienza a cambiar, pues nuestro objetivo no es ya el mero disfrute sensorial o material, sino el sentido de unión con Dios, la existencia en Yoga.
Una vez que ese proceso se comienza a hacer efectivo cesa cada vez más la actividad fundamentada en el resultado, cesando el apego por el mismo, la ansiedad por conseguir ese resultado, entonces ya no nos identificamos con dicho resultado, desplazándose nuestro centro, desde lo externo a lo interno, potenciándose aún más ese despertar, siendo más conscientes de todo y erradicando el miedo e infelicidad de nuestras vidas.
Esto no es una utopía, es una realidad basada en hechos, hechos que constituye la experiencia milenario de cientos de yogis que han vivido este despertar y lo han trasmitido a sus discípulos, a fin de que ellos también logren ese cambio. Como ahora yo hago con quienes leéis estas líneas.

Bendiciones.

Sri Nityasevaka.