lunes, 18 de julio de 2011

ELIMINA EL SUFRIMIENTO DE TU VIDA (Parte 2)

El ser humano está constituido por elementos burdos o materiales densos, como son los cinco elementos (tierra, agua, aire, fuego y éter), los 5 sentidos, los órganos de adquirir conocimiento o de los sentidos y los objetos de los sentidos; y elementos sutiles como son la mente y ego falso.

Estos elementos al entrar en contacto con los condicionamientos de la naturaleza material, es decir, los tres gunas: sattva (bondad), rajas (pasión) e ignorancia (tamas), se genera la acción. Por ello, todo ser está sujeto indefectiblemente a la acción, toda acción genera una reacción, y de la naturaleza de la acción deviene la propia de la reacción, consecuencia del karma.

Eliminar el sufrimiento de nuestras vidas significa conocer nuestra naturaleza material y la naturaleza de nuestra acción, por ello, lo positivo y negativo que hay en nosotros, a fin de potenciar lo positivo y neutralizar lo negativo. Este trabajo lleva al cese del sufrimiento.

Según los Vedas, nos podemos comparar a una cuadriga, la cual es dirigida por un auriga. El carruaje es nuestro cuerpo, el auriga la inteligencia, las riendas los sentidos, los caballos los órganos de los sentidos, y los objetos hacia donde se dirigen los caballos son los objetos de los sentidos. De cómo el auriga se ocupe en la dirección de la cuadriga derivará que los caballos se guíen a través del camino que han de seguir hasta su destino, o por el contrario, estos terminen comiendo hierva en mitad del campo. Ello supondrá que los caballos no cumplen su función, porque desobedecen a quien les guía, al no tener este la mano firma al tomar las riendas, que son las que van conduciendo los caballos a su destino. Este resultado es fuente de sufrimiento.

Si mi mente es quien me lleva a pensar, yo esto o aquello, esto o aquello es mío. ¿Qué ocurre cuando pierdo lo que creía que era mío o cuando me doy cuenta que en realidad no soy lo que o quien yo creía? Sobreviene la frustración, la rabia y la cólera por perder lo que creía era mío o ser un personaje que en realidad no soy.  Esto es lo que le sobreviene a muchas personas en el momento en el que se acerca su muerte. Esta no es aceptada, porque es interpretada como el fin, no como la continuación de un viaje.
Al ser interpretada como un fin, quien está en dicho proceso piensa para si, quien ha sido en realidad todos esos años, pues, quien era, ya está a punto de marchar. Y qué será de los bienes acumulados durante tantos años, dónde quedarán. Todo se resume con la frase “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”
Quien a esta conclusión llega, es que no ha sido feliz a lo largo de su vida, es decir, su vida ha sido un sufrimiento por mantener lo que creía poseer, y por reivindicar la identidad qua ahora parece agotarse. Si esto no es lo que uno espera, quizá deba poner ahora los cimientos del cese del sufrimiento.

¿Cómo se llega a construir ese cimiento? Por el conocimiento de la naturaleza material primero, y la espiritual después. Conociendo nuestra naturaleza, permitimos al auriga sea quien oriente los caballos a fin de llegar al final de su camino, el conocimiento espiritual, pues nuestra verdadera identidad, fuera del miedo y frustración es espiritual, no material. La materia es un conjunto de elementos inertes en si, pero animados desde el espíritu que lo habitan. S logras ser consciente de esto, tienes posibilidades de dejar de sufrir.

Nos vemos en ese empeño.

Bendiciones.

Sri Nityasevaka