lunes, 5 de mayo de 2014

LA PRACTICIDAD EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS

¡Cuánto necesitamos los unos de los otros!.

Pensar que voy por libre y que en realidad no necesito nada de nadie, es la mayor de las necedades, el mayor de los autoengaños en el que uno puede incurrir. Porque, ¿a caso sólo por mi voluntad puedo comprar el pan sin que el panadero se haya levantado a poner en funcionamiento la tahona a las 3 de la mañana?, o ¿a caso puedo vestir a la última moda y lucir mis encantos sin  que haya otras personas que fabriquen telas y confeccionen los vestidos que más tarde llevaré?.

Irremediablemente nos vemos todos incluidos en una cadena de favores, de causas y de efectos, donde todos necesitamos de todos y dónde tan sólo unos pocos se dedican a ayudar a los demás. Así surgen organizaciones gubernamentales, no gubernamentales, de índole social, religiosas o laicas que elaboran programas de cooperación para ayudar a sufragar las necesidades más básicas de los "desheredados" de esta sociedad. ¿Pero cuál es la motivación última de esa cooperación, de esa ayuda "altruista o desinteresada"?.
  • Habrá quienes lo hagan por facilitar la vida y cubrir las necesidades básicas a los demás.
  • Habrá quienes lo hagan para los que están en peligro de exclusión social, o que los que ya han sido excluidos de la sociedad puedan reintegrarse a ella.
  • Habrá quienes lo hagan para que no haya personas que mueran de hambre.
  • Habrá quienes lo hagan para cumplir con los proyectos y programas anuales que les permitan seguir recibiendo fondos gubernamentales.
  • Hay quienes buscan adeptos para la causa.
  • Habrá quienes simplemente lo hagan para sentirse bien consigo mismos, etc.

Pero hay una serie de realidades que se pueden escapar a la comprensión de tan altruista misión:
  • Todos vamos a morir, sea de hambre, sea de enfermedad, sea de viejos. Por lo que todo esfuerzo que esté motivado en las anteriores, finalmente nos llevará a la frustración.
  • Devolver a los excluidos de la sociedad a una sociedad que es precisamente la que les ha excluido es un poco contradictorio, en tanto en cuando no cambiemos esa sociedad.
  • Hacer las cosas sólo por sentirnos bien, es como las estaciones de la primavera, verano, otoño e invierno, que aparecen y desaparecen a su debido tiempo. Un proyecto de satisfacción personal está bien, pero cuando cambia la motivación, ¿qué pasa con los que nos necesitan?, es que a caso nos han dejado de necesitar. Así hay quien se plantea esto como un periodo para ser más conscientes, pero ¿de qué sirve ser conscientes temporalmente si finalmente dejaremos de serlo?.
Si queremos que nuestras acciones no caigan en saco roto, hemos de focalizar nuestra inteligencia a fin de dirigir de manera práctica nuestras acciones. Cambiar la dimensión de nuestras actividades, de meramente temporales a una dimensión atemporal o eterna. Y aquí la dimensión espiritual se hace evidente.

Para focalizar nuestra inteligencia, necesitamos verdadero conocimiento. Para adquirir el verdadero conocimiento hemos de preguntarnos acerca de 4 cuestiones:
  1. ¿Quién soy yo?
  2. ¿Quien es el prójimo?, y no sólo nuestros prójimos de dos patas.
  3. ¿Quién es Dios?
  4. ¿Cómo podemos y vamos a interactuar entre nosotros?
Conforme voy respondiendo a estas preguntas me voy haciendo inteligente, y hacerse inteligente simplemente supone saber que "Al verter agua en la raíz de un árbol, se satisfacen sin mayor esfuerzo el tronco, las ramas y los tallos", así como cuando se lleva alimento al estómago automáticamente todo el cuerpo se nutre, y no solamente el propio estómago.

La clave de una correcta relación con nosotros y con los demás, y por ende, la fórmula para el éxito en cualquier empresa que emprendamos es verter agua en la raíz. La raíz más importante que tenemos es el alma, y esta raíz proviene de la principal y más importante, el Alma Suprema, Dios.
Así, cuando nos centramos en nuestra relación con Dios, de manera automática quedan satisfechas el resto de relaciones; la que tenemos con nosotros mismos y la que tenemos con los demás. Cuando encontramos nuestra auténtica identidad y la Dependencia Primigenia que tenemos todos con Dios nos ocupamos en esa relación. Y en esta relación encontramos la auténtica dimensión a nuestras actividades por medio de la inteligencia, una Inteligencia Espiritualizada, una Inteligencia Avanzada y atemporal. Así no cometeremos el error de dar pan al que tiene sed, o agua al que pide amor. Cambiaremos la sociedad antes de reinsertar a la misma a los desheredados de la tierra, y no buscaremos librar de la muerte al hambriento sirviéndole la carne que un animal que previamente ha sido sacrificado para tal fin.

La clave del éxito se encuentra en un libro muy antigüo de la India llamado Srmad Bhagavatam, donde en su Canto Cuarto, Capítulo 31, verso 14 se dice:


yathā taror mūla-niṣecanena

tṛpyanti tat-skandha-bhujopaśākhāḥ

prāṇopahārāc ca yathendriyāṇāṁ

tathaiva sarvārhaṇam acyutejyā

"Del mismo modo que cuando se riega la raíz de un árbol, todas sus partes, desde el tronco y las ramas hasta las hojas, se llenan de energía, y del mismo modo que cuando el estómago recibe alimentos, todos los sentidos y miembros del cuerpo se fortalecen, la adoración que se ofrece a la Suprema Personalidad de Dios mediante el servicio devocional deja inmediatamente satisfechos a los semidioses, que son partes de esa Personalidad Suprema."

Muchas gracias.