lunes, 23 de abril de 2012

EL MUNDO DE LA DUALIDAD

¿Por qué sufrimos?
Lo hacemos fundamentalmente por una única razón, porque vivimos inestables. Esta vida en aparente inestabilidad es provocada por la identificación con aquello que muta, que es inestable por naturaleza: nuestra mente, nuestras emociones y nuestro cuerpo. ¿Cómo  no vamos a frustrarnos y a sufrir, si lo que creemos que somos y que poseemos, en realidad un día terminará con el óbito?
Mucha gente vive  de espaldas a la posibilidad de que su verdadera identidad es espiritual, por lo tanto inmutable y estable por naturaleza; mientras lo hace en la concepción dual de vida, en la esquizofrenia de no saber si es cuerpo y mente o espíritu. Esa es la auténtica esencia del sufrimiento. Pretendemos mezclar el agua y el aceite, dos elementos que pertenecen a distinta naturaleza, como el alma y la materia que la recubre.
La Filosofía Samkhya, desarrollada en el Capítulo 2º del Bhagavad Gita, y en el Canto 3º (Cap. 26 y siguientes) y Canto 11º  (Capítulo 24) del Purana Srimad Bhagavatam, ambos textos de desarrollo de los Veda, nos enseña a conocer la naturaleza de lo dual,  a fin de alcanzar el estado no dual de existencia, el estado de consciencia pura del alma. Porque sólo cuando conocemos realmente la separación de ambas naturalezas y el comportamiento de la material, podemos establecer firmemente nuestra identidad en la espiritual, fundamento de la vida material. Sólo así sobrevendrá la paz y la eliminación de esa esquizofrenia existencial.
Ese sufrimiento es, pues, la materialización del enfrentamiento de la materia, resistente al abandono de sus tendencias, contra el espíritu, ecuánime y absoluto por naturaleza. El miedo es una manifestación de la inseguridad de nuestra mente y nuestras emociones al cese en sus tendencias naturales, a su hábitat en forma de Maya, ilusión, causa de la clausura del alma en la mente y el cuerpo físico. Consecuencia de ese miedo es el sufrimiento.
El desarrollo como persona en una primera instancia es el requisito indispensable y sine qua non para el desarrollo espiritual. Y este segundo desarrollo, el espiritual, el mecanismo más efectivo e inmediato para arrojar de nuestra existencia el miedo, y por ende, el sufrimiento.
La experiencia del Divino en nosotros implica la erradicación de estas manifestaciones negativas, como desaparece la oscuridad al encender la luz de una bombilla. Y sólo por la apertura a la experiencia del Divino en nosotros ésta es posible, pues implica aceptar las limitaciones como materia y la aceptación de lo ilimitado del espíritu. La experiencia del Divino en nosotros implica el desvanecimiento del sentimiento de separación respecto de Él, y el conocimiento pleno de Él, haciéndose la experiencia más intensa, cuanto menor es ese sentimiento separatista.
A la ausencia completa de separación y experiencia pura de Dios en nosotros se le denomina estado de Consciencia de Dios, estado de Consciencia de Krishna o Cuarto Estado, el estado no condicionado, Bhakti Yoga.
Estoy a tú disposición a fin de enseñarte la puerta a esta experiencia.
Bendiciones.
Sri Nityasevaka