miércoles, 10 de abril de 2013

LA FÓRMULA PARA LA PAZ

Bhaktivedanta Swami Prabhupada en una ocasión, cuando le preguntaron sobre la razón por la que existe violencia y guerra en el mundo, dijo que el origen se encontraba en la lucha que las entidades vivientes mantienen por arrebatar la propiedad ajena. Ese es el verdadero motivo por el que existe la violencia y la guerra en este mundo.

Los tiempos en los que vivimos, son muy complejos, llenos de hipocresía y de ira. Estas son las características de la era de Kali, cuarta era de un conjunto de cuatro, con una duración de 432.000 años o 1200 años de los semidioses, conforme se establece en el Srimad Bhagavatam (3.11.19):

catvāri trī
i dve caika
k
tādiu yathā-kramam
sa
khyātāni sahasrāi
dvi-gu
āni śatāni ca

"La duración del milenio de Satya equivale a 4.800 años de los semidioses; la duración del milenio de Tretā equivale a 3.600 años de los semidioses; la duración del milenio de Dvāpara equivale a 2.400 años; y la del milenio de Kali es de 1.200 años de los semidioses."

Cada entidad viviente tiene asignada para su sustento una cuota, una cuota de alimento, de aire, de agua, de trabajo, de explotación del medio y recursos que le rodean. Pero las entidades vivientes no nos conformamos con nuestra cuota, y deseamos abarcar más de la que nos corresponde en un ejercicio de expansión de "nuestra soberanía" por las cuotas de otros. Esa es la razón de las guerras, del hambre y las calamidades sociales y materiales, pues la abundancia de unos es la escasez de otros.

Cuando creemos que tenemos derecho a esto o a aquello, es porque entendemos que somos propietarios de aquello que creemos podemos abarcar, buscando poner los objetos que ansiamos a nuestro servicio y así servirnos a nosotros mismos. Esto lo hacemos bajo la ilusión de la energía de "maya", quien nos hace enseñorearnos y ambicionar los resultados y frutos de las acciones que realizamos. Y así decimos: "yo soy y esto es mío". Pero todo esto no es más que el cautiverio y la esclavitud del ego falso, quien domina nuestra alma, manteniéndola encadenada a la materia. Motivo de sufrimiento y por lo tanto de la ausencia de paz en nuestro corazón.

Vivimos en un continuo estado maniaco-depresivo, donde a cada nueva solución le sobreviene una decepción, simplemente porque lo que nos ilusiona es temporal, y como temporal que es se encuentra sometido al ciclo de aparición, mantenimiento y desaparición.
Por muy alto que arrojemos una piedra, ésta irremediablemente siempre volverá a caer. Pues esa es la naturaleza del mundo material.

El Bhagavad Gita trata principalmente de cinco temas a lo largo de sus dieciocho capítulos:

· Ishavara o la Suprema Personalidad de Dios quien es tam īśvarāā parama maheśvaram (Śvetāśvatara Up. 6.7).
· Prakrti o la Naturaleza Material.
· Jiva o el alma individual.
· Karma o la Actividad.
· Kala o el Tiempo.
La compresión del Alma Suprema o Dios, la comprensión de la naturaleza material (Naturaleza inferior), la comprensión del alma o Jiva (energía marginal), la comprensión de la actividad material y la comprensión de cómo afecta el factor tiempo.

Al hilo de lo anterior, en el Capítulo 5, verso 29 del Bhagavad Gita, Krisna le enseña a Arjuna cuál es la fórmula para la paz:

bhoktāra
yajña-tapasā
sarva-loka-maheśvaram
suh
da sarva-bhūtānā
jñātvā mā
śāntim cchati

"Una persona que tiene plena conciencia de Mí, que Me conoce como el beneficiario último de todos los sacrificios y austeridades, como el Señor Supremo de todos los planetas y semidioses, y como el benefactor y bienqueriente de todas las entidades vivientes, se libra de los tormentos de los sufrimientos materiales y encuentra la paz".

Eso se traduce en:

· Reconocer que nosotros no somos lo más grande que existe, sino que somos partes integrales de lo que realmente existe y que eso, Dios, es lo más grande de lo grande.
· Que como partes integrales de lo que existe, tenemos asignada una cuota de participación en la explotación de los recursos.
· Que esa explotación de los recursos se encuentra bajo el sistema de usufructo, y no bajo la denominación de propiedad. Cuestión que nos recuerda constantemente Kala (tiempo), ya que todo aparece, se conserva por un tiempo y desaparece en su debido momento.
· Que aquello que podemos usar, no se debe a nuestros propios méritos, sino a que, el dueño real de todo es Dios, quien es el propietario último de lo que existe. Y quien es Absoluto, es decir, Él es la riqueza, siendo plenamente rico. él es la opulencia, siendo plenamente opulento. Él es la belleza, siendo plenamente bello. Él es la renuncia, siendo plenamente renunciante, etc. Por lo que no hay nadie que tenga estas cualidades en un grado mayor al suyo.
· Que cuando entendemos y practicamos lo anterior, podemos cohabitar en equilibrio, respeto y paz con el resto de entidades vivientes, quienes participan de su cuota, no existiendo injerencias en la "propiedad" ajena. Así todos alcanzamos la paz y vivimos en paz.
La paz colectiva es producto de la paz individual. Y uno se vuelve pacífico cuando comprende cual es su verdadera posición en este mundo. Esta posición no es la de servirse a uno mismo, sino la de servir.

Cuando era niño un sacerdote me contó un ejemplo que ilustraba la diferencia entre el cielo y el infierno, es definitiva, entre el amor y el desamor.
Me dijo que el infierno se asemejaba a un gran convite, donde en una gran mesa alargada se sentaba la gente unos frente a otros a comer cuanto desearan, pero que tan sólo podían comer con cubiertos el doble de largos de su estatura. Así, intentando cada uno llevarse  a la boca los manjares, la comida siempre se quedaba fuera de su alcance.
El cielo era un banquete que tenía las mismas reglas, sólo que en este caso cada comensal daba de comer al que tenía en frente, y así todos quedaban satisfechos y felices.

Mis reverencias.

Nityasevaka Dasa.